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La Biblia: Palabra de Verdad, Amor y Sabiduría

La Biblia es la Palabra de Dios, fuente de amor, verdad y sabiduría, que debemos no solo leer, sino vivir. Como católicos, aprendemos de ella asistiendo a misa y practicando sus enseñanzas en nuestra vida. Sin embargo, algunas personas o sectas distorsionan las Escrituras para atacar o confundir, algo que no proviene de Dios, sino del maligno. Esto se evidencia en el episodio donde Satanás tentó a Jesús en el desierto usando la Palabra fuera de contexto (Mateo 4:1-11). Jesús nos enseña que la Biblia debe usarse con amor y misericordia, nunca para juzgar ni condenar, ya que solo Dios tiene esa autoridad. Vivamos y compartamos la Palabra con sabiduría, edificando a los demás en la fe.

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La Biblia es la Palabra de Dios. Es la verdad, el amor, la misericordia y nuestra fuente de sabiduría. Es muy importante tenerla siempre cerca de nosotros, pero no solo en nuestras manos, sino también en nuestro corazón. ¿Qué significa esto? Que no basta con leerla o entenderla, sino que debemos vivirla. La Palabra de Dios es nuestra principal guía, y Jesús nos enseña, a través de ella, cómo vivir como verdaderos cristianos católicos.

La Biblia nos muestra el camino hacia la salvación. Es el legado que Jesús dejó a todos los que creemos en Él y lo aceptamos como nuestro Salvador.

¿Cómo podemos aprender más sobre nuestra Biblia?

Como católicos, el primer paso es asistir a misa. En cada misa escuchamos las lecturas del calendario litúrgico, y el sacerdote nos explica su significado y cómo aplicarlas en nuestra vida. Después de la misa, nosotros tenemos la responsabilidad de poner en práctica esas enseñanzas y compartirlas con los demás. Cuando vivimos la Palabra de Dios, empezamos a ver grandes frutos en nuestra vida: paz, amor y bendiciones.

El mal uso de la Palabra de Dios

Lamentablemente, existen personas y grupos que utilizan la Biblia con otros fines. Algunas sectas toman ciertos pasajes fuera de contexto para intentar confundirnos. Como católicos, debemos saber que estos ataques a nuestra fe son comunes, pero no debemos temer, porque estamos en el camino de la verdad y la salvación.

El atacar, confundir, tentar, juzgar o condenar a otros usando la Palabra de Dios no es un acto de Dios, sino del maligno. ¿Por qué? Porque en la Biblia, el único que utiliza la Palabra de Dios para tentar y atacar es Satanás. Esto lo vemos claramente en el episodio de la tentación de Jesús en el desierto.

La tentación de Jesús en el desierto

Después de 40 días de ayuno, Jesús fue tentado por el demonio, quien usó la misma Escritura para atacarlo y tratar de desviarlo. Sin embargo, Jesús respondió con sabiduría, utilizando la Palabra de Dios correctamente:

  • Primera tentación: Convertir piedras en pan

"Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". (Mateo 4:3)

Jesús respondió: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Deuteronomio 8:3).

  • Segunda tentación: Lanzarse del templo confiando en los ángeles

"Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará cerca de ti...". (Mateo 4:6, citando Salmo 91:11-12).

Jesús respondió: "No tentarás al Señor tu Dios" (Deuteronomio 6:16).

 

 

  • Tercera tentación: Ofrecerle todos los reinos del mundo

"Todo esto te daré, si postrado me adoras". (Mateo 4:9)

Jesús respondió: "Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás" (Deuteronomio 6:13).

En este episodio (Mateo 4:1-11; Lucas 4:1-13), el demonio manipuló la Palabra para tentar, pero Jesús nos enseñó cómo resistir usando la Palabra con verdad y fidelidad.

El ejemplo de Jesús: Vivir la Palabra con amor

Además de Satanás, Jesús también fue atacado por los fariseos y los sumos sacerdotes, quienes intentaban desacreditarlo utilizando las Escrituras. Sin embargo, Jesús siempre respondió con sabiduría y amor, mostrándonos que el propósito de la Palabra no es atacar ni juzgar, sino guiar hacia la verdad y la salvación.

Como católicos, debemos seguir este ejemplo: vivir la Palabra de Dios y evangelizar con amor, misericordia y sabiduría. No debemos usar la Biblia para agredir, imponernos o condenar a otras personas, porque solo Dios puede juzgar y condenar. Nosotros no tenemos esa autoridad.

Conclusión

La Biblia es nuestra guía para la vida. Nos enseña a amar, perdonar y construir un mundo mejor. Si alguna vez alguien usa la Biblia para atacar, confundir o condenar, recordemos que esto no viene de Dios. Jesús nos dio el ejemplo: usar la Palabra para edificar, nunca para destruir.

Vivamos la Palabra de Dios con fe y enseñémosla a los demás con amor. Al hacerlo, seremos verdaderos seguidores de Cristo, y nuestra vida reflejará la luz de su verdad.